La educación es uno de los pilares fundamentales para todas las sociedades. Constituye el derrotero ideado para el destino de la misma, a través de ella se pueden intervenir las ideologías de una generación a otra, se forja el tipo de ciudadano que integre la sociedad, se planea el modelo de poder y desarrollo proyectado para la Nación. En este sentido la responsabilidad de asumir la construcción del modelo de educación que corresponda a la lógica expuesta, es tarea de todos los habitantes de este vasto territorio, pero más allá, las garantías, el impulso, e incluso su orientación queda en las manos del Estado, y por ende del poder que lo gobierne.