El presente artículo es una reflexión en torno al significado de la profesión de educar y busca generar conciencia en los futuros educadores sobre la relevancia de la carrera. Como sustento, realiza una descripción y una reflexión crítica sobre las habilidades y virtudes humanas que posibilitan al educador ser más que un profesor. Se concluye que la profesión cobra sentido cuando el docente realiza su quehacer pedagógico a partir de la entrega incondicional a sus estudiantes. La educación se convierte en una forma de felicidad que no modifica al mundo exterior, pero trasciende la calidad de la vida propia del educador y la de los educandos.