Los colombianos en general no tenemos una adecuada educación y cultura en el campo de los tributos. Asumimos una actitud de desagrado y desconfianza cuando se crea o se incrementa un impuesto y cuando es pagado, no existe ninguna actitud esperanzadora debeneficio colectivo por parte de quienes lo pagan, incluso consideran, que al pagarlos no habrá retribuciones niinversión social de ningún tipo y estos dineros en granproporción serán malversados en beneficio de quienestienen su manejo, con la plena convicción que habráimpunidad.