Se expone la forma como Agustín responde a la duda escéptica, en torno a la posibilidad de enseñanza y aprendizaje a través de la locutio, y se muestra cómo en su respuesta asume la duda escéptica, pero reafirma la necesidad de la emisión de signos, tanto desde el terreno de una teoría del conocimiento, a través de la relación de los signos con el commemorare y el quaerere, como desde el campo ético, por vía del enlace de los signos con caritas.