Este voluminoso y sugerente libro escrito por Carmen Mena García, publicado en 2011, es una grata contribución a la historia americana sobre las décadas iniciales del siglo XVI. El espacio continental dentro del cual se contempla aquella región conocida como El Darién es, claramente, una compleja frontera que venía diluyéndose del horizonte historiográfico a causa de las escasas investigaciones sobre el tema. Por fortuna, El oro del Darién. Entradas y cabalgadas en la conquista de Tierra Firme (1509 – 1526) propone una activa discusión sobre los hechos y procesos ocurridos en estas décadas tempranas, período crucial para el desarrollo de la invasión castellana en esa parte del Nuevo Mundo.Es preciso señalar que Mena García logra una excelente introducción a su obra, apoyándose en abundante bibliografía, donde muestra por qué es conveniente el empleo de la categoría y el concepto de frontera para explicar cómo las primeras huestes euro-peas que exploraron la región ístmica ubicada entre las actuales repúblicas de Panamá y Colombia — o Tierra Firme de entonces — se apropiaron parcialmente del territorio en cuestión e iniciaron todo un proceso de dominación cuyas consecuencias fueron más que funestas para los europeos y, más aún, para las sociedades indígenas habitantes de las selvas y costas del istmo.La autora propone una narrativa descriptiva para una amplia sucesión de hechos, varios de ellos emblemáticos y otros desconocidos por la historiografía darienista, a fin de darle a su obra un derrotero cronológico ceñido estrictamente al avance de los lustros. Navegaciones, desembarcos, exploraciones, entradas, cabalgadas, asentamientos y fun-daciones, son los tópicos que determinan una narración bien elaborada que emplea datos extraídos de estudios previos, crónicas y documentos del siglo XVI que reposan en el Archivo General de Indias. Sin embargo, en el texto son notables algunas imprecisiones que distorsionan el rigor narrativo de la obra, ejemplos de ello son el afirmar que “los pueblos que habitaban la desembocadura del Sinú eran de raza distinta” (p. 74); o decir que el río Tuira “es el segundo río más grande de Colombia en la región del Darién” (p. 102). Además, es un desacierto que la autora incurra en lugares comunes como aquellos de “el gran conquistador extremeño” quien, “hizo su aparición estelar en los anales de las Indias” (p. 135), que son consideraciones ya superadas por la historiografía americanista.Sin duda, el libro es un gran esfuerzo por condensar la enorme cantidad de fuentes de época y la información historiográfica en una narración que versa sobre un proceso generalmente descrito de forma global aunque ligera, o del cual se suele escribir parcial-mente y de manera más o menos aislada. En este sentido es notorio el aporte que Mena García hace al respecto de Santa María de la Antigua: escribe una historia de la ciudad desde su fundación hasta su desaparición, utilizando recursos narrativos e historiográfi-cos que dan coherencia a sus argumentos. Cabe destacar, además, las críticas puntuales de la autora a los estudios previos — algunos de ellos clásicos — que han consignado datos e informaciones contradictorias de los testimonios documentales hallados en los archi-vos. Mena García no se conforma con la información básica desprendida de los hechos en fundaciones efímeras como Santa María de la Antigua, sino que observa con detalle y en contrapunto las disposiciones oficiales para evitar el despoblamiento y las turbulen-cias políticas motivadas por los intereses de los conquistadores en un momento donde el tiempo y la distancia en relación a la metrópoli imposibilitaban remediar entuertos ocur-ridos con anterioridad. De igual manera, contempla una importante dimensión sobre la demografía indígena del Darién, sustentada por estudios históricos y antropológicos que permiten comprender el impacto de la ocupación castellana durante un corto pero intenso período de 17 años; incluyendo los cálculos demográficos relativos a las huestes de la Tierra Firme, y las enumeraciones de cada uno de los participantes castellanos y sus respectivas distinciones según el rango detentado, lo cual lleva a cabo usando gráficas que advierten la crudeza de los decesos.En realidad son prácticamente inexistentes los trabajos que han abordado la vasta cantidad de datos numéricos y estadísticos que se hallan en esta obra. La autora se pro-puso elaborar tablas detalladas y gráficos que ilustran los niveles de las extracciones auríferas y los registros resultantes de las entradas y cabalgadas, así como los envíos del metal a la península ibérica, obteniendo datos bastante sólidos que demuestran la rel-evancia del Darién como espacio para el consecuente despliegue de la ocupación castel-lana en América. Asunto abordado de una forma bastante sugerente, ya que la autora no abandona su calidad narrativa — exenta de toda jerigonza — ni se aparta de las demás fuentes que proporcionan datos menos duros. En este sentido, se trata de un libro que será indispensable y útil para historiadores, antropólogos y demás interesados sobre la historia de los primeros contactos entre indígenas y europeos en El Darién.