Es evidente que al ser humano le agradan los sistemas que logren explicarlo todo, se deja llevar por las ideas de unificación, le parece que los demás deben pensar de manera similar, que los comportamientos éticos, políticos, jurídicos y económicos sean los mismos, para ello le acorrala la idea de un lenguaje expandido, aceptado y hablado por todos. La contabilidad, sin haber tenido claro ello, ha llegado a un lenguaje universalizado, el modelo viene siendo practicado con mayor rigor en las sociedades modernas. Aquí se pone en tela de juicio la validez de esos códigos y los efectos nocivos que produce al hombre, puesto que la contaduría sigue siendo un instrumento válido del capitalismo. Esto muestra la insistencia de poner a los humanos a marchar en una sola fila, acorde a los intereses económicos, religiosos o políticos del momento. Lo cual es nefasto, visto desde cualquier punto de vista.