El presente escrito contiene una reflexión crítica sobre la propuesta de desarrollo humano que adelanta las Naciones Unidas desde 1990, la cual se ha sustentado en una política económica convergente en abstracto, debido a que no especifica de qué manera estratificar y ponerla en práctica en sociedades altamente fragmentadas como la capitalista. Esta discusión se replanteó en el momento en que se consolidaba la nueva fase de acumulación globalizada, la cual por los resultados que arroja, muestra que antes que facilitar la convergencia ha intensificado la polarización social. Si bien hay dificultades para implementar una política de convergencia social, ello no quiere decir que sea un imposible su adelanto. Hay una serie de planteamientos efectuados por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), los cuales bien direccionados y consensuados pueden contribuir al desarrollo de dicha política.