Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peon ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada.No saben que la mano senalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrio y su jornada.Tambien el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y de blancos dias.Dios mueve al jugador, y este, la pieza.