Dado que las reformas de la escuela, por radicales que. parezcan, no afectan la epistemología que la sustenta, no es posible alcanzar los cambios decalidad deseados para todos. Se requiere de una revolución copernicana que le permita ser realmente educativa, superando el monopolio que valora los procesos educativos en su expresión escolar, la menos eficaz y eficiente de todas. La educación y el aprendizaje "informal" se estimulan desde el caos y se orientan hacia el orden, según criterios emergentes, sutiles, inciertos e im provisaciones que se autoorganizan. fractalmente, sin fin, tendiendo entre el orden emergente y el caos atractor. Sin embargo, la escuela frena el proceso al olvidar que la planificación es necesaria antes de la clase, como un faro que guía a la distancia, pero no al interior del aula, y que la evaluación no puede sustentarse en valores dicotómicos: saber o ignorar, aprobar o rechazar, que rigidizan el proceso de aprendizaje. La escuela disimula sus limitaciones y simula potencialidades. La educación es un proceso de creación de relaciones posibles, enriquecidas desde el sentido común y la lógica borrosa (fuzzy 10-gic), mientras que la escolarización corresponde a un proceso de repetición de relaciones preestablecidas, enclaustradas en dicotomías: sujeto / objeto, teoría /práctica, que al uniformar el proceso niegan la transversalidad y transdisciplinariedad, al tiempo que transforman lo simple en superficial y lo complejo en complicado por la imposibilidad de prever todas las sutilezas que lo acompañan.