El articulo plantea la tension existente entre una forma de liberalismo radical que adquiere la forma de fundamentalismo religioso y los valores tradicionales arraigados en la moral, la etica y la religion que le plantean limitaciones al individuo y a la “religion liberal” en la que el feligres se piensa a si mismo como “yo opinante”. Sin desconocer el valor que tiene el derecho liberal en las sociedades democraticas contemporaneas, el autor reconoce la actualidad que posee el discurso moral, etico y religioso, por estar arraigado antropologicamente, mientras que el discurso liberal se impone, muchas veces en forma de fundamentalismo religioso no exento de violencia fisica y simbolica, a la hora de implantarse en las sociedades catecumenas.