La interpretación jurídica consiste en descubrir la solución en los supuestos dados con arreglo al derecho vigente. La interpretación es siempre necesaria porque no existen casos claros y a quien incumbe la tarea de decidir la interpretación del derecho es a los jueces y funcionarios, al resolver los casos que se presentan a su consideración. Una característica destacable de la interpretación judicial es la búsqueda de una solución basada en la equidad. Otra de las tareas de la interpretación es la solución de conflictos y, en este sentido, el recurso a los principios y a la lógica de lo razonable suministra la solución aceptable. Esta dialéctica entre el legislativo, los jueces, la doctrina y la opinión pública constituyen la vida del derecho, conciliando de este modo la estabilidad y el cambio.