n los ochenta y noventa, no fueron pocos los academicos que se enfrascaron en prolon-gadas discusiones sobre la supuesta “crisis” de la historia. En los inicios del nuevo siglo, la situacion parece ser bien distinta. Una mirada somera al estado actual de la disciplina muestra numerosos visos de renovacion y confirma que es fuerte el interes por ensanchar el campo tematico e interpreta-tivo. En efecto, en un punado de anos, la historiografia ha registrado el nacimiento y la consolidacion de un conjunto de nuevas perspectivas historicas. Muy llamativo es el hecho que varios de estos enfoques confluyen en torno a preocupaciones similares: cons-tituyen esfuerzos por incorporar ciertas reflexiones y ciertos presupuestos suscitados por los acalorados debates academicos que se han librado en torno a la globalizacion; se caracterizan por el desarrollo de pers-pectivas que buscan trascender el marco nacional como lugar privilegiado tradicional del analisis historico; se preocupan por elevar el nivel de la reflexion sobre algunos topicos frecuentes de la disciplina y se piensan como perspectivas que se ubican por fuera de las tradi-ciones historiograficas nacionales, razon por la cual persiguen la interaccion con profesionales provenientes de distintas partes del mundo. A la luz de estos intereses compartidos se han ido consoli-dando enfoques historicos e historiograficos, que hoy se reconocen bajo los rotulos de