Luego de la Independencia de la Nueva Granada las relaciones entre la Iglesia y el Estado tomaron un nuevo rumbo. En junio de 1853, el gobierno liberal presidido por Jose Maria Obando decreto la separacion de Iglesia y Estado. Para contrarrestar los efectos de esta ley, considerada como un ataque frontal contra la Iglesia, el arzobispo Antonio Herran convoco a los obispos del pais a un concilio provincial en enero de 1868. En este articulo, se aborda la historia de la convocacion de dicho concilio. En particular se analiza el discurso contenido en la convocatoria para tratar de comprender como fue utilizado este mecanismo en la busqueda de una solucion a una de las peores crisis vividas por la Iglesia neogranadina. El analisis muestra que la jerarquia catolica busco no solamente el restablecimiento de la disciplina eclesiastica, sino que, ademas, se sirvio del Concilio para desarticular e invalidar el discurso de los liberales radicales, el que fundamento a la ley que separo a la Iglesia del Estado.