El modelo actual de universidad parece estar en crisis.De los varios factores que contribuyen a esta afirmación, este artículo centra su atención en la idiosincrasia de su modelo organizativo y en las dificultades que éste plantea a la hora de amoldarse a los nuevos retos sociales.Por ello, en los últimos tiempos han aumentado las demandas externas reclamando mayores controles burocráticos que garanticen mayor eficacia en los logros docentes e investigadores.Sin embargo, la consolidación de este modelo supondría sacrificar la capacidad innovadora y de respuesta académica en pos de modelos de trabajo que fomentan menor audacia y mayor uniformidad.A este respecto, se ofrece una propuesta de reformulación de los principios organizativos académicos orientándolos a un modelo de universidad permeable a las necesidades