El explosivo despliegue de redes de telecomunicación digitalizadas y la disponibilidad de cada vez mayor potencia de cómputo ha posibilitado el desarrollo e implantación de conjuntos de aplicaciones y servicios en ámbitos con relevante impacto social: "smart cities", "e-health" y "smart energy" sirven como destacables ejemplos. La metodología adoptada para ello ha sido muy directa: se selecciona un proceso susceptible de mejora o un problema a resolver, se diseña una solución tecnológica y se instala.