<p>En el siglo XX la arquitectura colombiana fue aislada porque al país se le consideró como un lugar peligroso, y el temor internacional de viajar a éste lugar causó que no se le conociera in situ. Sin embargo se crearon potentes arquitecturas de “el Lugar” y de “lo Público” que en simbiosis con la ‘Memoria’ hicieron que la imagen del país en el siglo XXI cambiara, y con ella la generalización equívoca que el ladrillo impuso. La arquitectura de Rogelio Salmona convirtió éste material en ‘material de pensamiento’ que heredó su esencia al concreto ocre. Y declaró resistencia a las arquitecturas sin Memoria in situ con su arquitectura apropiada a la realidad mágica del país.</p>