En el período transcurrido desde el final de la Guerra Fría, en diciembre de 1991, la supremacía geopolítica de los Estados Unidos en América Latina y el Gran Caribe, no solo parecía sólida sino que se descartaba cualquier competencia en estas áreas hemisféricas por parte de potencias extrarregionales. No obstante, potencias globales como China, Rusia e Irán se afianzan en la zona, creando tanto acuerdos comerciales como alianzas estratégicas, que incluyen activos mercados de armas. En este nuevo escenario Rusia ha tomado una iniciativa de importancia considerable, y con una proyección en crecimiento que desafían cada vez más la supremacía de los Estados Unidos sobre el hemisferio.