En las ultimas decadas la violencia contra las mujeres ha pasado de ser una practica aceptada por la sociedad y tolerada por el derecho (Vg. Ejercicio de la potestad marital en el derecho civil, o el tratamiento en el derecho penal de los crimenes pasionales), a ser considerada una violacion grave de los derechos humanos de quienes la padecen. Este cambio se debe, entre otros factores, al cuestionamiento que desde el feminismo ha surgido respecto del rol de las mujeres en la sociedad y la correlativa inclusion de estas en el mercado laboral y en las esferas del poder politico. Una de las principales demandas de este movimiento ha sido la penalizacion de la violencia contra las mujeres. Se argumenta para estos efectos, por una parte, que el regimen legal no ha impedido que las mujeres sean victimas de ataques a su integridad personal o su vida y, por otra, que existe un efecto simbolico en la penalizacion de una conducta que antes habia sido socialmente aceptada.