Una paradoja constitutiva de la cuestión migratoria a nivel mundial, tiene relación con el derecho humano a la libre circulación y la incapacidad política para avalarlo.Principalmente porque las garantías extendidas al emigrante no son las mismas que se ofrecen al inmigrante, y varían dependiendo de lo reconocido legítimamente por los Estados en su constitución y del interés, la conveniencia y la voluntad política de los gobiernos.Los que muchas veces tienden a politizar un problema social, para ganar adeptos o reducirlo netamente a su condición de trabajador, dejando su protección a merced del código laboral y la política de extranjería.No resulta del todo casual que en contextos de crisis económica, como la experimentada en Europa desde el 2008, se cierre la puerta a aquellos que contribuyeron al incremento del PIB en países como España, (mediante políticas restrictivas y la promoción de Planes de Retorno a sus países de origen) y se abra, (mediante políticas selectivas) solo aquellos migrantes especializados.