Afirmar que el café es un estimulante, en una sociedad como la nuestra que ha sufrido el permanente señalamiento por parte de diversos sectores, convierte a quien lo haga en un “pecador” por contribuir a que se siga acusando y quizás condenando a nuestra maltrecha sociedad Colombiana, dado que la economía “santa” del país tiene mucho que ver con la producción, recolección, distribución y consumo del café.