Las decisiones de compra en un modelo tradicional de compra siguen una visión cortoplacista basándose fundamentalmente en el coste de adquisición y sin considerar prácticamente ningún otro factor. Para productos cuya vida útil es relativamente baja, éste enfoque puede considerarse válido, pero se ha demostrado que para bienes con una vida útil larga dicho enfoque no es lo suficientemente acertado.