Las versiones que se han escrito y se seguirán escribiendo en torno a seis versos, provenientes de una tradición reservada a un grupo de iniciados, manifiestan las limitaciones del lenguaje para transmitir el mensaje contenido en estas seis líneas. Cada lector, de acuerdo con su entorno histórico y social, produce un nuevo texto, que se acerca o se aleja del sentido primario del manuscrito.