Las presiones de distinto origen e interes que se ejercen sobre la educacion superior modifican de manera cada vez mas perceptible la fisonomia de este nivel educativo, al tiempo que sus relaciones con el conocimiento y la sociedad se tornan cada vez mas complejas e inestables. La evolucion y el comportamiento de la educacion superior y, en particular, de los programas de formacion de ingenieros, no pueden entenderse aislados del contexto socioeconomico en el cual se desarrollan y por esa razon es esencial abordar con vision de conjunto las propuestas de reforma de los programas curriculares responsables de esa formacion. La discusion sobre temas tan importantes como los creditos y las competencias deben ser ejemplo de rigor y participacion a fin de identificar su papel dentro de propuestas curriculares equilibradas que respondan a las exigencias del mercado sin sacrificio de los valores y principios de la educacion superior. El debate sobre el futuro de la formacion profesional de los ingenieros, que es en buena medida el debate sobre el rumbo de la educacion superior, es una tarea inaplazable que debe incluirse en la agenda interna de un proyecto academico que atienda con solvencia a las necesidades del pais, contribuya a corregir las deformaciones responsables de la inequidad y el deterioro social y mejore las opciones de participacion del pais frente a las exigencias mundiales.