La televisión pública regional heredó de la televisión pública nacional sus principales defectos: la politización y su orientación comercial. Aquí se argumenta que tal situación está asociada al modelo bajo el que se conciben estos canales, en el que los contenidos están pensados más para la rentabilidad que garantice su sostenibilidad económica que para el servicio público. A partir del concepto audiencia-mercancía propuesto desde la economía política de la comunicación se reflexiona sobre la forma en la que debería ser pensada la televisión pública regional para deslindarse de las lógicas impuestas por la TV comercial y de esta manera, generar una ofertar independiente, plural y diversa que no sea medida y evaluada bajo los parámetros del mercado, ni caiga en el abandono e inercia de los canales públicos nacionales.