Las implicaciones que resultan del involucramiento de las empresas en la comunidad y el desarrollo local han sido descritas por varios autores como uno de los factores que pudiera ser determinante en la competitividad de las mismas, de igual manera como un aspecto que coadyuva a la sustentabilidad de las organizaciones y, por tanto, a una vida prolongada. Sin embargo, es difícil precisar que éstas prácticas de responsabilidad social sean una tarea común o sistemática para las micro, pequeñas o medianas empresas (MIPYMES) y que además aumenten sus posibilidades de perdurabilidad o longevidad cuando la mayoría lucha cada día por una supervivencia tan incierta que de acuerdo con las estadísticas solo estará disponible para algunas de ellas. ¿En qué medida estas entidades están implicadas en su comunidad y en el desarrollo local? ¿Hay algún vínculo de estas acciones con su longevidad? ¿Las MIPYMES con mayor antigüedad son las que tienen las mejores prácticas? ¿Podría sugerirse a las organizaciones de este sector una estrategia con mayor énfasis en estas labores con la certeza de que abonará a su sostenibilidad? Este artículo presenta la respuesta a las interrogantes tomando como argumento, los resultados obtenidos en un estudio exploratorio descriptivo con evidencia empírica de una muestra de empresas de Jalisco, México. Las variables observadas son parte del instrumento de una investigación internacional que recopila las prácticas de sustentabilidad en diversas partes del mundo con el fin de crear un índice de orientación empresarial sostenible.