El Concilio Vaticano II, considerando la necesidad de renovar el culto en la Iglesia, subrayó que dicha renovación tenía que alcanzar a los textos litúrgicos para facilitar la participación de los fieles en las celebraciones 1 .La reforma debía subrayar el misterio pascual 2 .Además, tendría que fundamentar la devoción de los católicos en las fiestas del Señor 3 .Estas reglas han de tener su lugar en el culto mariano, que está incluido en el desarrollo unitario del culto cristiano.Es también indispensable -según la Exhortación «Marialis cultus»-incorporar en este culto los elementos pneumatológicos, cristológicos, y eclesiológicos, que deben configurar las manifestaciones de la piedad cristiana 4 .En su Exhortación sobre la renovación del culto mariano Pablo VI señala que hay que subrayar la acción del Espíritu Santo en María y en la Iglesia.En concreto, subraya las estrechas relaciones entre el Espíritu Santo y María.Esta relación debe tener repercusiones en el culto y piedad de los fieles y así reconozcan la función santificadora del