El priapismo maligno o priapismo secundario a infiltración metastásica es una entidad pocas veces vista. La mayoría de los pacientes presentan compromiso extenso de la enfermedad primaria y son pocas las opciones de manejo médico o quirúrgico. Reportar y describir 2 casos clínicos de pacientes con priapismo maligno secundario a carcinoma urotelial de vejiga y adenocarcinoma de próstata, respectivamente; posteriormente se realiza la revisión de la literatura disponible. Caso 1. Paciente de 50 años de edad con diagnóstico de tumor urotelial de vejiga avanzado con metástasis pulmonar multifocal. Consulta por presentar hematuria y priapismo manejado con derivación cavernoesponjosa distal, por persistencia de priapismo y necrosis distal del pene. La patología evidencia pene con compromiso por carcinoma y necrosis isquémica con trombosis y ulceración. Caso 2. Paciente de 63 años de edad con diagnóstico de adenocarcinoma de próstata resistente a la castración que consulta por cuadro clínico de 3 meses de evolución por dolor a nivel del pene, induración y síntomas obstructivos urinarios bajos con retención urinaria manejado con sonda Foley uretral. Al examen físico se observa pene con induración de cuerpos cavernosos. Se realiza ultrasonografía de pene, que, junto con la clínica, confirma priapismo. El priapismo maligno es una condición extremadamente rara producto de una patología muy avanzada. Las opciones terapéuticas son mínimas y se debe enfatizar en el manejo médico y paliativo con el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente. Malignant priapism or priapism secondary to metastatic infiltration is rarely seen condition. Most patients present with extensive involvement of the primary disease, and with few options for medical or surgical management. To describe and report two cases of malignant priapism secondary to bladder urothelial carcinoma and adenocarcinoma of prostate, respectively, as well as to perform a review of the literature. Case 1. A 50 year-old patient with advanced bladder carcinoma and multifocal pulmonary metastases, who consulted due to with haematuria and priapism. Due to persistent distal necrosis priapism, he required a perineal urethrostomy and then a total penectomy. Pathology reported the involvement of penile carcinoma with thrombosis, ischaemic necrosis, and ulceration. Case 2. A 63 year-old patient with advanced prostate refractory to castration. He had a three month history of pain in penis, induration, and lower urinary tract symptoms with urinary retention managed with Foley catheter. Physical examination showed penile induration, with the penis ultrasound confirming the symptoms and the diagnosis. Malignant priapism is an extremely rare condition and product of a very advanced disease. Treatment options are minimal, and palliative management should be emphasised in order to improve the quality of life of patients.