El debate sobre justicia sanitaria, como parte de la discusión general de qué tipo de sociedad queremos en un mundo llamado globalizado, es inaplazable, o por lo menos debería serlo. Con tal fin es necesario volver a las bases conceptuales de lo que entendemos por justicia, por derecho a la salud y por globalización, desmitificando<br />lugares comunes. El médico “globalizado” repite una serie de dogmas sin observar el mundo exterior. Así, termina por comportarse como el hombre del mito de la caverna de Platón y de dar explicaciones, que son más sombras que realidades, tales como la descentralización, la participación comunitaria, la educación en salud, los hábitos de vida saludables y la administración en salud. Allí es donde la bioética puede y debe contribuir al debate sobre lo justo.