La regulación emocional se refiere a las maneras de modular, inhibir, intensificar o disminuir la forma de reaccionar ante situaciones elicitadoras de emoción; esto, con el fin de que el individuo se adapte a su entorno. Este proceso se inicia en los primeros meses de vida, va creando pautas de interacción más o menos exitosas con otros individuos y se va a definir a la luz de la interacción, observación y presencia de los padres. Sobre este presupuesto, se exploró el impacto del conflicto o de la armonía entre los padres en las reacciones emocionales de 113 adultos mexicanos. Los resultados muestran que para las emociones positivas se encuentran una mayor apertura y expresividad, mientras que para las negativas, el ocultamiento y la falta de expresión.