El objetivo de este artículo es doble. En primer lugar argumentaremos que la ética kantiana contiene todavía elementos o, por lo menos los implica, propios de una ética teológica dogmática y contraria al respeto de la autonomía de las personas. En segundo lugar, mostraremos que, no obstante, Kant estuvo muy cerca de defender la idea de una religión de la humanidad y con ello, de establecer la idea de una ética liberal secular totalmente independiente de la religión. Mostraremos que los principios kantianos de autonomía y respeto a las personas pueden ser utilizados con provecho dentro del contexto de una ética liberal, para solucionar ciertos dilemas morales relativos a la clonación de seres humanos. Con ello debería quedar claro que la ética kantiana estuvo muy cerca de una verdadera ética secular, esto es, de una verdadera religión de la humanidad.