El presente artículo examina el realismo de la narrativa de Vallejo como un estilo desestabilizador de los discursos dominantes, particularmente de la tradición cosmopolita de viajar a Europa a través de la cuál su propio narrador trotamundos busca insertarse en el canon global. A través de un cuidadoso seguimiento de la trayectoria del narrador en las cinco novelas que conforman <em>El río del tiempo</em> y en diálogo con los planteamientos sobre el cosmopolitismo de Kwame Anthony Appiah, Nicholson identifica tres caminos que atraviesan la ansiedad del narrador sobre lo global y lo local: el río del tiempo asociado a un idealismo ingenuo seguido por un cinismo material, los trenes europeos de sus experiencias cosmopolitas fracasadas y la carretera a la finca de los abuelos asociada con una felicidad juvenil.