<p>Las sociedades actuales tienden a ser cada vez más abiertas, plurales y multiculturales como consecuencia de un mundo globalizado que afecta de distintas maneras los estilos de vida de individuos y comunidades. Pero junto a la idea de aldea global aparecen también reacciones locales, personales y grupales que reivindican los sentimientos nacionalistas, las creencias, los lazos culturales y las identidades colectivas, generando situaciones de conflicto, intolerancia y no aceptación de las diferencias. En este contexto, resulta mucho más beneficioso para la vida en sociedad educar a las nuevas generaciones en criterios para convivir en ambientes multiculturales y plurales que intentar extirar los prejuicios, la violencia y la marginación que resultan de formas de pensar intolerantes y excluyentes. Por tal motivo, la educación filosófica mantiene plena validez como espacio de reflexión escolar en donde es posible discutir, formular y asumir puntos de vista éticamente sostenibles y racionalmente justificados que contribuyan a solidificar una convivencia ciudadana pacífica,<br />democrática y respetuosa de la dignidad humana.</p>