El texto pretende hacer explicita la relación de una escena modelo y el dibujante, quien plasma el boceto de forma unidimensional en una superficie bidimensional. De igual manera se argumenta que la realidad tridimensional del dibujo definido en el papel, se da en la medida que el sujeto logre interiorizar la imagen observada, conjunto a la aparición de los atractores extraños del tiempo y el espacio, aspectos que forman parte de la representación que puntualiza la cuarta dimensión.