Colombia afronta una guerra interna desde los años sesenta. A fines del siglo xx la guerra se escaló y degradó y su naturaleza y dinámica fue afectada por la expansión y consolidación de la economía y organizaciones criminales internacionales del narcotráfico, el fortalecimiento del paramilitarismo, y los cambios en el modelo de desarrollo y la nueva Constitución Política de 1991. A fines del siglo las guerrillas estaban a la ofensiva, fortalecidas militarmente pero debilitadas políticamente; el narcotráfico y paramilitarismo cooptaron parcialmente al Estado e incidieron en la reconfiguración de los poderes económicos y políticos municipales y departamentales. A comienzos de este siglo el gobierno, con apoyo de los EEUU, restructuró las fuerzas militares, ganó la iniciativa en el campo de batalla y cambió a su favor la correlación de fuerzas, al costo de una grave crisis humanitaria, de derechos humanos y un tratamiento inadecuado del paramilitarismo. La guerra se desplazó a zonas marginales y fronterizas y el gobierno pasó del énfasis en la seguridad a la economía. En estas condiciones se iniciaron conversaciones de paz con las farc-EP en la perspectiva de un acuerdo que ponga fin al conflicto armado.