¿Es el diseño del “espacio académico flexible” una solución integral orientada a satisfacer las demandas de los usuarios o, por el contrario, es un modelo que sugiere procesos de adaptación para su uso eficiente? La anterior pregunta se enmarca dentro del concepto de flexibilidad como herramienta de diseño que permite explorar y proponer modelos espaciales adaptables a las condiciones dinámicas del proceso de aprendizaje contemporáneo. No obstante, se asume que el concepto de flexibilidad en el espacio académico difiere durante las fases de diseño y durante su uso. Bajo esta premisa, se analiza el caso conocido como BK-City, un edificio remodelado para la Facultad de Arquitectura de la Universidad Técnica de Delft, con el fin de evaluar un modelo propuesto como laboratorio espacial después de más de dos años de implementación. Los resultados de una encuesta basada en experiencias personales sugiere que la satisfacción de los usuarios y diseñadores es percibida de manera diferente y está influenciada por la diversidad de intereses que indudablemente necesitan ser alineadas durante diferentes etapas de diseño que no culminan con la construcción de un edificio.