En la mente de muchos colombianos prevalece la idea que los afrodescendientes están desorganizados y dispersos, que carecen de capacidad alguna para reivindicar sus derechos como grupo étnico o colectividad marginada históricamente por el Estado colombiano. Contrario a estas creencias, los pueblos afrodescendientes tienen múltiples formas organizativas que hunden sus raíces en las primeras sociedades africanas de las que heredaron una incalculable riqueza cultural que, en el ámbito organizacional, se constituye en medio generador y catalizador de conciencia étnica que en su accionar práctico se orienta a recuperar y fortalecer su identidad, sus territorios ancestrales y su autonomía como grupo al tiempo integrado y diferenciado del resto de la sociedad colombiana.