El artículo intenta mostrar las contradicciones en que incurre el académico con su afirmación: “Nada es verdad, todo vale”; el santo argumenta que esta tesis escéptica derrumba tanto el saber como el obrar y pone en peligro la convivencia de la humanidad. Se concluye probando que un argumento contra los académicos es la amistad y el habitar místicamente el mundo.