Bogotá ha avanzado en el manejo ambiental de su territorio, pero el camino para hacer realidad un mejor entorno ambiental apenas empieza y, para ello, se hace necesario pasar de la planeación a la gestión ambiental colectiva. Se requiere reflexionar y alertar sobre la necesidad urgente de utilizar la cantidad de instrumentos existentes para incidir con eficiencia en el mejoramiento de la calidad de vida. El Distrito Capital está generando una diferencia en el enfoque de la planeación ambiental, pero falta, por una parte, el cambio de mentalidad colectiva para apropiarse del futuro y, por otra, importantes y reales esfuerzos públicos que muestren la materialización de las acciones, en la relación sociedad naturaleza. En suma, sin la gestión ambiental colectiva, la planeación carece de sentido, pues el primer aliento de vida de la planeación lo inyectan las comunidades al plasmar sus sueños en un ideal que, luego, podrán ayudar a hacerlo real, a través de la gestión participativa.
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Regional Development and Innovation
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FuenteRevista U D C A Actualidad & Divulgación Científica