El artículo presenta una crítica, a la luz de la teoría neorrealista, de la situación que enfrentan las entidades territoriales frente a su capacidad de comportarse como actores dentro del sistema internacional, en el marco del papel asignado a aquellas por la Constitución de 1991. Dicha situación se caracteriza por un violento choque entre las exigencias de internacionalización de las economías departamentales y regionales y las posibilidades legales y de competencia administrativa de los territorios para contraer obligaciones y firmar convenios con otras entidades territoriales pertenecientes a otras nacionales. De esta forma, se plantea la necesidad de profundizar en el proceso de descentralización en Colombia, de forma tal que el reconocimiento de autonomías reales a las entidades territoriales que componen la nación reorganice el Estado colombiano en lo que hace a autoridad y derechos y les otorgue derechos y autoridad para actuar internacionalmente, en el entendido de que hay espacios del Estado–nación que se globalizaron y que por tanto requieren nuevos ensamblajes para una inserción efectiva de las regiones colombianas en el sistema internacional.