El texto retoma los motivos fundamentales de una discusión importante en el ámbito de la cultura: la naturaleza de los derechos culturales. Pensar el fenómeno del derecho cultural como un problema de acceso a las industrias del entretenimiento y la diversión insertadas en la sociedad mercantil, es una mirada pobre del problema. Por ello el autor saca la discusión del marco jurídico para ponerlo en dos ámbitos más amplios: lo político y lo epistemológico. Para subrayar una postura crítica con respecto al problema del acceso a la cultura como mercancía y promover una alternativa de reconocer la cultura como problema epistemológico desde la categoría de la representación.